lunes, 22 de diciembre de 2008

Carácter vs. Reputación. (enviado por Lia Foote)

Al comenzar a escribir sobre este tema, lo primero que vino a mi mente fué: “Yo soy la menos indicada para hablar de este tema, ya que hasta este momento he sido mas interesada por mi reputación que por mi carácter.

Pero puedo escribir lo que Dios ha hablado a mi corazón, lo que me ha exhortado.

En cuanto a reputación, si yo, como Pablo quisiera presentar mis “credenciales” en la carne, tengo bastante en que pararme: hija de pastores/misioneros, participando en eventos evangelisticos desde niña, habiendo enseñado multiples grupos de dicipulado—es una lista larga para una chica de 18 años—pero es solamente una reputación. Es como un pan con demasiada levadura: con toda la apariencia por fuera, pero hueca y sin sustancia. En alguna manera, mi reputación es solamente la imitación de verdadero carácter.

Quiero enfatizar mucho la necesidad de tener un carácter íntegro, no enfocado en lo exterior. Hay una frase de mi papá que quiero mencionar: “Si tu te encargas de tu carácter, Dios se encarga de tu reputación”.

Yo creo que el orgullo es el mayor enemigo del carácter íntegro, porque tu carácter solo lo ven Dios y tu. Pero el orgullo quiere ser visto. Éste orgullo se muestra en el afán por la reputación.

Entonces, ¿que es carácter? El caracter es lo que solo Dio ve en ti, sea bueno o malo, es algo no obvio a otra gente. Dios le dice a Samuel en 1 S. 16: 7, que Dios deshecha lo que mira el hombre, y que no mira lo apariencia de afuera sino lo que no mira el hombre: el corazón. Eso es el carácter. En este pasaje, el “corazón” es descrito como el órgano de mas adentro, el entendimiento del hombre. Dios mira lo que nadie mas puede ver, lo que esta escondido en lo mas adentro de ti.

Pero los seres humanos somos propensos, y en cierta manera “adictos” a la reputación—al “que dirán”. Y como resultado de esto, buscamos primero la reputación, y si bien le va a Dios, despues nos interesamos por el carácter. Pero como veíamos con Samuel, Dios deshecha esa preferencia humana por la apariencia.

Si tu te encargas de primero forjar un caracter conforme al que Dios busca, El se encarga de tu reputación. Porque Dios no busca tu reputación sino tu carácter, lo mismo que buscó en el rey de Israel, y que halló en David (1 S. 13:14).

El proceso de forjar un carácter agradable a Dios es un proceso de crecimiento. Y como un árbol, no se nota en pocos dias el crecimiento. Pero con tiempo, comienza a dar fruto, si no le son quitados los nutrientes. Asi igual nosotros, si quitamos nuestra fuente de nutrientes, nos es imposible crecer y madurar en un carácter comforme al corazón de Dios. Porque como Jesus dijo, cuando hablaba de como nosotros somos ramas, creciendo de El: “Separados de mi nada podéis hacer.” (Jn.15:5).
Para crecer y madurar en un carácter agradable a Dios es indispensable permanecer en El.

Ahora, ¿Que es reputación? La reputación es lo que la gente sabe de ti—es lo que está en la superficie. Una persona integra es la que su carácter y su reputación van de la mano. Y una persona hipócrita es la que su reputación no concuerda con su carácter.

Existen 2 tipos de reputación: la creada por ti, y la creada por Dios.
La reputación creada por ti significa que tu la creas, y tu la mantienes. Y si alguien quiere manchar tu reputación, tu la tienes que defender. Y otra característica de esta reputación es que en la mayoría de los casos (si no es que en todas), no es resultado de un carácter integro.

La reputación creada por Dios es creada por El y mantenida por El. Tu no tienes que promover tu reputación, sino que Dios lo hace, cuando El quiere. Y cuando alguien quiere manchar tu reputación, Dios te defiende. Y al contrario de la reputción auto-creada, la creada por Dios es resultado, o fruto, de un carácter conforme al corazón de Dios, y siempre irán de la mano éste carácter y una reputación creada por Dios.

Pero, te advierto, tienes que confiar al 100% en que Dios hará lo mejor para ti y para Su gloria. Solo digo que no siempre vamos a entender porqué Dios hace lo que hace con nuestra reputación.

Tambien, al escoger forjar carácter y no reputación, necesitas, otra vez, confiar al 100% en Dios. No hay camino a madurez que no requiera de una confiaza total en El.

Te digo esto porque yo he comprobado que el carácter (como cualquier metal) se forja y se purifica en el fuego.

En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas,para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo. (1 Pedro 1:6-7).

Tu carácter, como tu fé, se prueba con fuego y es mediante el fuego que puede ser comprobado valioso. La Biblia habla de el refinado de la plata. Leí una vez una descripción de la purificación de plata que me llamó mucho la atención. Decía que el platero ponía la plata sobre un fuego lento, y que poco a poco iba subiendo la temperatura. Y cada vez que le subía la temperatura, salía mas y mas de la escoria a la superficie. El platero iba quitando poco a poco la escoria, y subiendo la temperatura, hasta que podia ver el reflejo de su rostro en la plata líquida.
Asi es el forjado de tu carácter. Dios aumenta poco a poco la temperatura cada vez, para quitar la escoria, y no va a parar hasta que vea su rostro reflejado en ti.

¿Y qué parte jugamos tu y yo en esto?

Romanos 12:1 dice:

“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.”

Lo que a mi me toca hacer es presentarme a El. En el libro de Levitico, describe como se hacian los sacrificios. Basta con decir que animal, ya muerto se ponía sobre el fuego y se quemaba. Quiero enfatizar 2 conceptos:

Muere a lo que tu quieres. No puedes ser sacrificio a El si aun das preferencia a tus deseos sobre los suyos. Lo tienes que someter todo y ser como muerto: sin voz, ni voto.

Un animal ya muerto no se va a bajar de el altar cuando se le prende fuego—se queda. Asi nosotros, cuando Dios aumenta el fuego, no te puedes bajar del altar y decir: “¡Ah no! ¡Ya cambie de opinion!”. Aguanta vara.

Entonces, en resúmen: no puedes dar preferencia a la reputación, porque ésto Dios lo desecha. Sino mejor, busca forjar carácter, lo cual solo puedes hacer apegado a Dios, y El te purificará con fuego.

Lia.

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