Cuando necesitas algo o a alguien la pregunta más natural es: ¿Cuál es teléfono de _______? (amigo, cliente, proveedor, familiar, o simplemente una buena pizzota).
Uno de mis propósitos del 2009 es que Dios me convierta en un hombre de oración, no hablo de el rollo religioso de tener ya las frases “pre-hechas” y solo rezarlas, NEL, eso está de flojera; hablo de que este 2009 sea en mi vida un parte aguas y conozca, disfrute y me enamore del DESEO, OPORTUNIDAD Y PRIVILEGIO que es la ORACIÓN. Así describe la oración Herbert Lockyer: “¿NO ES EL DESEO, LA OPORTUNIDAD Y EL PRIVILEGIO DE HABLAR CON DIOS?”.
Es increíble el solo pensar que el Creador del universo nos ha invitado a HABLAR CON ÉL día y noche (en cualquier lugar, momento, y acerca de cualquier cosa). Y uno de mis anhelos para este año es que pueda tener una intrépida vida de oración. Consciente y partiendo de 2 cosas:
- Necesito y quiero disfrutar y aprovechar la OPORTUNIDAD de conocer y tener más intimidad con Dios. (Salmo 25:14).
- Y porque Jesús me está dando la clave para no caer en tentación y quiero usarla. (“Estate alerta y ORA, para que no caigas en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.” Mat. 26:41 NVI).
Y mi deseo, si estás leyendo esto, es que pruebes un poquito de lo que Dios me está hablando y sepas que, si has estado alejado o distante de Dios, al Señor le gustaría que rompieras el silencio. Él quiere que establezcas la comunicación con Él una vez más…quiere que empieces a VIVIR. Cuando vas al Señor en oración, te expones a Su gloria y belleza que es radiante y experimentas la vida abundante que él ha prometido a todos lo que vienen a Él con fe.
Y en lo personal, nunca quiero estar tan ocupado que sin darme cuenta descuide la oportunidad de alabar y dar gracias a Dios y de presentarle a Él toda preocupación.
Dios me está refrescando el hecho de que Él nunca está apurado, ni saturado. Él me y te espera con los oídos y brazos abiertos para escuchar tus peticiones, tus ruegos, tus angustias, tus fracasos y tus triunfos. El quiere también escucharte confesarle tus pecados para perdonarlos y limpiarte de toda maldad (1ª Jn. 1:9).
Dios me ha mostrado este fin de semana que por medio de la oración y una relación continua con Él, me ayuda a tener una perspectiva adecuada de las cosas.
Estoy aprendiendo que la oración, en primer lugar es un ACTO DE AMOR. Antes de cualquier motivo pragmático, altruista o de ganancia, LA ORACIÓN NACE DE UN DESEO DE ESTAR CON JESÚS.
Pero sobre todas las cosas Dios me está enseñando que El quiere que me abra con El, todo el tiempo. Eso es INTIMIDAD. No tengo secretos para con Dios, ya se los conté (y de antemano El ya los sabía).
El también me está mostrando que si a veces no sé qué decir en oración, o siento que no tengo nada que decirle (quizás por tu estado de ánimo o por tu pecado, o ambos), es que no he entendido lo que significa la oración.
Chuck Swindoll cita a un francés que escribió esto (que está marcando mi vida):
“Cuéntale a Dios todo lo que hay en tu corazón. Así como uno descarga su corazón, sus placeres y dolores con un amigo querido; cuéntale tus problemas para que Él pueda aconsejarte, cuéntale tus alegrías para que Él pueda gozarse contigo, cuéntale tus deseos para que Él pueda purificarlos, cuéntale lo que te desagrada para que Él pueda ayudarte a conquistarlo, háblale de tus tentaciones para que pueda escudarte de ellas, muéstrale las heridas de tu corazón para que Él pueda sanarlas, pon al desnudo tu indiferencia al bien, tu gusto depravado por el mal y tu inestabilidad. Cuéntale a Dios cómo el amor propio te hace injusto ante otras personas, cómo la vanidad te tienta a no ser sincero, cómo el orgullo te disfraza ante ti mismo y ante los demás.” Francois Fenelon.
Si de tal manera revelo mis debilidades, necesidades y problemas, no tendré carencia en cuanto a qué decir. Nunca se agotarán los temas; se renuevan constantemente. Las personas que no tienen secretos entre sí, nunca carecen de tema de conversación.
Hay una persona con quién precisamente hablé de este tema ayer, lamentablemente no puedo pasar el tiempo que quisiera con dicha persona, pero es de las pocas que saben cosas de mí que no cualquiera sabe y viceversa, y es para mí refrescante y rico hablar y pasar tiempo juntos, ya que pasa eso, no pesan las palabras porque no tenemos nada que ocultar. Ni tampoco buscamos algo que decir, hablamos de la abundancia del corazón sin miramiento, máscaras o “cuidados”, y simplemente pasa el tiempo volando y nunca es suficiente. Y eso es lo que Dios quiero tener conmigo y contigo. Felices son aquellos que logran una relación tan íntima, familiar y sin reservas con Dios. Y que chafas somos de que pudiendo tener algo así, lo dejemos ir, y en este caso, tengamos a Dios en la “sala de espera” de nuestra vida, o simplemente no tangamos la confianza que quisiéramos tener con Él.
C.S. Lewis lo dijo de otra manera: “Debemos poner delante de Él lo que hay en nosotros, no lo que debería de haber en nosotros”. Al acercarnos a Dios con humildad y autenticidad no hay necesidad de fingimientos o falsa religiosidad, solo es cuestión de AMOR, y aprovechar y disfrutar la confianza que Dios no ha regalado por medio de Jesucristo, para acercarnos a Él. (Heb. 4:16 ).
Pero eso toma tiempo, no estoy hablando de años, estoy hablando de que cuando quiere conocer y disfrutas estar con alguien, procuras y deseas PASAR TIEMPO con esa persona. Yo quisiera pasar más tiempo con Dios, te imaginas cómo sería ser amigo íntimo de Dios; yo quiero eso… y tu?
Porqué empezamos hoy a ROMPER EL SILENCIO con Dios y comienzas a vivir la intensa aventura que es ser amigo del Creador del universo.
Que tengas una buena semana y tu y yo tenemos una cita aquí la próxima semana.
Kike
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